Hoy no estoy

Ramón, yo también estoy Cabrero (?)

Hoy tengo un mal día, y no es mala predisposición, sólo es un mal día. De esos donde las cosas te salen mal, porque si, o por razones que desconozco.
Arranco la mañana y el café se me vuelca, caliente, en la ropa. Después voy a tomar el colectivo y veo como pasa frente a mis ojos antes de llegar a la parada. Ahora tengo que esperar media hora hasta que pase el próximo. Subo y la maquina me da mal el vuelto, pero no importa, siempre hace lo mismo. El colectivo hace un desvío y da la vuelta olímpica a la ciudad. Llego tarde. Quien me esperaba, de muy mal humor por mi tardanza, me ignora, seguramente pensando que soy un “pibe” impuntual e irresponsable. Fin la entrevista. Dejo una pobre imagen, el “tipo” dice las mismas palabras de cierre que utilizan todos, estrechamos las manos y se va. Me quedo un rato más a terminar mi café y me doy cuenta que tengo que pagar su consumición también, bah que importa. Llamo al mozo. No tiene cambio. Discutimos y le dejo todo el vuelto de propina. Veo todas las vidrieras espantosamente decoradas con motivos navideños y recuerdo que se acercan las fiestas. Entro a un local a comprar un regalo y nadie me atiende, hasta que le pido por favor a una vendedora que me diga el precio de una remera. Carísima, y no tiene talle. Salgo del lugar y me cruzo a un kiosco a comprar algo para refrescarme, pido un agua chica (carísima) y pago. El agua está natural. Se la devuelvo y trago toda la saliva que me queda. Paso por otro local de ropa y para levantarme el ánimo pregunto por unos jeans en oferta. Entro al probador, me mido todos y ninguno me queda, pienso, en calzones, que he hecho yo para merecer esto, en el momento que una señora corre la cortina y me expone frente a todos. Ay, disculpe dice la vieja chota…
Salgo y voy a la parada del bondi con algo más que bronca. Manifestación en el ANSES y la gente cantando el himno (?). Quiero comprar algo para tomar en el supermercado pero al ver tantas señoras en la caja huyo. Espero por el cole que me lleva a casa. Se tarda, mientras todas las líneas, muy pintaditas de amarillo (¿porque todas iguales?), cruzan por las calles paralelas. Intuyo que el 16 cambió el recorrido pero nadie me lo va a venir a decir. Prefiero caminar, estoy lejos, pero que más puede pasar. Me llama un amigo y me alegro, porque siempre es bueno recibir el llamado de un amigo. Me cuenta que dieron los resultados de los concursos de cine. No ganamos nada. Le corto. Se me va la bronca pero me invade la tristeza. Pucha, que feo…
Llego a mi casa, cansado, transpirado, mal dormido, cagado de calor. Prendo la PC y busco el capítulo 11 de “Todos contra Juan”, ya que anoche no pude verlo. Todavía no lo subieron. Quizás, ver las desgracias de otro, aunque sean ficticias sea lo único que me pueda alegrar el día, que dicho sea de paso, no termina. Mejor me escondo. Hoy es un día para no estar…

Fito Paez - "Dale alegría a mi corazón", please...