Los Queti y el alcohol

Cuando la niñez comienza a ser una etapa del pasado y las inquietudes ganan terreno en el transcurso del crecimiento, los jóvenes se preparan, en la antesala de su adolescencia, a atravesar una serie de ritos iniciáticos que los irán formando como hombres. Entre las nuevas responsabilidades que afrontan se encuentran con un mundo diferente y despojado de toda ingenuidad que, a través de distintas experiencias, se ven tentados a incursionar en "cosas nuevas". Durante el agobio y las presiones de lo cotidiano, dichas experiencias pueden significar una excepción, una descarga a tierra entre tanto vértigo de lo nuevo. De esta manera, el alcohol irrumpe, sin perimiso alguno, en la vida del jóven común que, hasta el momento, sólo bebía para saciar su sed. Los queti, a mercer del dios Dionisio, decidiron cruzar el umbral para beber de su tentadora posión, y nunca más regresar. Así, el alcohol llegó para instalarse en las vidas de éstos púberes que encontraron en cada sorbo una celebración y razones más que valederas para rendirle lealtad incondicional. Pero los efectos de la dulce bebida de los dioses hizo mella en cada uno de sus integrantes al punto de atravesar por situaciones desbordantes de euforia y padecer y agonizar bajo las más humillantes derrotas.

A continuación analizaremos como repercute en cada uno de ellos el poder etílico de esta embriagadora miel cuando, sábado a sábado, salen a hipotecar lo que resta de su dignidad.


Pedo Clásico: Emiliano es un hombre responsalbe; centrado; inteligente; el prototipo de novio que cada madre quisiera para su hija. Sin embargo, cuando Satanás aparece empuñando una botella de cerveza, él no hace más que rendirse a sus pies y beber sin prejuicios de su mano. Toma y toma, y se lo devora su personaje, El Beto, convirtiéndose en la atracción de la noche. Pero al día siguiente cuando vuelve a la vida se siente como Bruce Banner después de dejar de ser Hulk. Tiene dolores de cabeza, siente que se le hizo un hueco en el estomago (como a gastoncito) y nota cambios físicos en su rostro: dice que el fernet le hace crecer la barba. Sí, como no...

Pedo Franela: el chico lindo siepre fue reacio al alcohol, hasta que un día, ya finalizando su adolescencia, probó...y esta vez le gustó. Tanto disfrutó que apuró el vaso, casi queriendo recuperar los años perdidos, hasta ser rebautizado como Bertolino "Michel Torino". Pero no todo queda ahí, sino que este Adonis del grupo, libera sus encantos bajo los efectos de la bebida y comienza tocar; acariciar; besar y hablar suavemente al oído de quien tiene a su lado. Y les aseguro que con el aliento filtrado por el vino pierde mucha sensualidad. Aunque "muchas" digan lo contrario. Touch me baby !!!

Pedo Amnésico: deberíamos creer en su honestidad cuando dice no recordar, o bien tildarlo como "el gran simulador". El Loco es un hombre de buen beber, con una cultura alcoholica muy respetable y la persona que permanece invicta en las competencias de fondo blanco al punto de ser considerado "la garganta más rápida del norte santafesino". Sin embargo, al despertar de un nuevo día (o debería decir noche), no recuerda nada de los
sucesos pasados y comienza a reconstruír su aventura. Así encuentra marcas, golpes, besos marcados en su cuerpo y mujeres en su cama, alegando no saber como llego todo eso hasta ahí. Pero lo que da lugar a la duda es el accidente automovilístico más absurdo del grupo que protagonizaran Los Queti en un triple choche...entre ellos. Cuando se le pidió al Loco atestiguar por el topetazo que le metió Juanjo al auto de Marqui dijo: ...no sé, yo no vi nada, estaba en pedo, no me acuerosd nada. Me gusta tu estilo loco.

Pedo Mimético: como todos saben Tucán es un artista, y en este arte del buen beber se expresa y se realiza. Tomador criterioso, suele manifestar lo mejor de su talento oculto con un vaso de gyn tonic de por
medio. De esta manera, haciendo uso de su gola priviliegiada, imitó a cientos de celebridades del mundo del espectáculo con una fidelidad y gracia que nos hacía desternillar de la risa; aunque, todos recordaremos a este Miguel Angel Cherutti de ligas menores, bajo la tristemente célebre actuación de su personaje más logrado: Guido Guevara.


Pedo Denso: es evidente que el alcohol altera nuestros reflejos y nuestra percepción, pero cuando de borracheras se habla y el Gordo es el protagonista, el tiempo parece detenerse. Todo se ralentiza, la noche se
vuelve inteminable y él la alarga más aún con el repaso por todo su anecdotario. Empieza y parece que nunca va a terminar, hasta que recae en la anécdota de la piña del Indio Sarco a Tilinga, a primeras horas de la mañana, cuando los gallos cantan ki ki ki quince para las 6. Uno siente que se le va la vida, pero se queda con él porque es un amigazo, y hasta hace preguntas para ver si hay un detalle que por ahí no contó, escuchándolo, hasta quedar dormido.

Pedo Dancing: este Sultán del swing nació para bailar. Sus estudiadas coreografías y su técnica académica lo convierten en un profesional de las pistas. Pero su adicción por los energizantes con vodka lo conducen a destacarse, también como profesional de las barras. La noche, su mundo; el boliche, su reino; la pistas, sus dominios; la bebida, su perdición. Una vez ingerido, el alcohol corre rápidamente por sus venas y, al escuhar los primeros compases de "Torero", el espíritu de Chayanne se apodera de su cuerpo. El negro baila con su novia, con su ex novia, con sus amantes, con quien tenga a mano, él solo quiere que lo dejen bailar. Pero, el extremado esfuerzo y la pasión que deja regada por la pista lo agotan, al punto de caer rendido y quedarse dormido en cualquier parte. Como aquella vez que asustados corrimos a la habitación de Adolfo al grito de : muchachos, vengan...hay un negro durmiendo en mi cama...

Pedo Ciego: lo de Juanjo era realmente extraño. Abonado pasional a la cerveza, más de una vez padeció ésta dificultad: el quedarse ciego. Y después, como todo lo que hacía Juanjo, ya nadie le creyó. La dificultad ocular siempre se manifestaba en alguna tertulia o baile de ocasión, y el "Amo de la doble personalidad", de momento, así como así, al tún tún, sin tón ni son, perdía la vista argumentando estar ciego. Asustado y a tientas, se desplazaba lentamente al escote de alguna dama en busca de ayuda. Cuando sus amigos lo sacaban del salón y lo acompañaban a su casa, en el transcurso de unas cuadras volvía a percibir la luz en sus ojos, celebrando el milagro. Luego retornaba, se tomaba la vida y enceguecía su cerebro al punto de no conocer ni a juan Pablo, a su hermano gemelos.

Pedo Apocaliptico: cada vez que Loni se emborracha, se acaba el mundo. Parecería ser que los 4 jinetes del apocalipsis giran en torno a su cabeza, anticipando el acabose y desprendiendo de JM Perring el grito: ...que se pudra todo, boludoooo!!! Nadie pudo alguna vez palpar el momento en que se producía el quiebre de su personalidad, porque de ser un tipo correcto y bonachón, después de un vaso de cerveza se transformaba en un ser incontrolable y perdía la cordura, los pantalones, la billetera y la cabeza. Luego se quedaba dormido. Al día siguiente se levantaba y simulaba no
recorar nada: ...papelón, yo no hice ningñún papelón, boludo... decía mientras se miraba al espejo y no entendía porque estaba vestido de mujer.

Pedo Facho (cosecha 1976): Uno de los resultados de colocar alcohol en una cena es la inevitalbe prolongación de la sobremesa. Las charlas se desarrollan amenas entre los comensales hasta que alguién, por
alguna razón errónea, trae la política a la mesa y desata toda la ideología militar del Tano. En principio se cruzan opiniones hasta que todo se tiñe de tonos pasteles y el tiempo parecería retroceder 30 años. El discurso furibundo de Carlos Alberto se levanta, para proclamarse como verdad absoluta y hacerse escuchar a través de sus gritos. Gorilas; subversivos; zurdos; montoneros; corchazos; palo y a la bolsa, son algunas se las palabras regadas por el mantel que éste dicípulo de Aldo Rico pregona. Finalmente todo se tranquiliza cuando, utilizando un viejo recurso, el
Tano alega que todo fue una joda, hace la venia, y se va a bailar.

Pedo Contrera: Carita siempre estuvo a contrapelo del mundo. En primer lugar por el evidente destierro de elemento capilar en su cabeza y porque, como el recordado personaje de JC Calabró, contradice cada opinión escuchada. Si a esto le agregamos una buena dosis de alcohol, la necedad se acrecentaba al punto de tornarse insoportable. Muchos piensan que se emborracha porque, al no querer pagar los vinos que compraban sus amigos para tomar en los asados, y conociendo el espíritu ratón que lo caracteriza, bebe por obligación a sus principios de roedor, consecuencia que lo conduce a la ebriedad. Por culpa de su carácter amarrete, toma hasta que todo se acaba y ello lo lleva a olvidar sus responsabiblidades de chacarero, finalizando las noches en boliches de mala muerte bailando "la mano de dios" al grito de: ...te quiero Diegozzzz !!!

Pedo Payasesco: Viejita es lo que en la jerga se conoce como un bebedor playo. Poco alcohol es necesario para que este hombre, hecho y derecho, se convierta en un clown. Su conocida profesión y trayectoria de Dj lo pone
en constante contacto con el elemento eltílico, pero como persona responsablemente que dice ser, este apóstol del Bebe Sanzo no bebe en horas de trabajo... hasta que prueba un traguito. A partir del tercer vaso de fernet, toda fiesta para la cual fue contratado se convierte en su cumpleaños. Ahora, es la nueva atracción de la noche. Salta, baila, canta por el micrófono, hace de locomotora en los trencitos y repite en su bandeja el mismo tema de los Chacales, una y otra vez. Al finalizar el evento y no recibir paga, porque es más lo que toma que el dinero que debería cobrar, camina rumbo a su casa con la firme idea de dejar definitivamente el alcohol. A la siguiente fiesta, vuelve a empezar.

Pedo Monumental: A decir verdad, de Adolfo no tenemos mucho para contar, porque como bien es sabido, no es un muchacho que pierda la línea con facilidad como sus anteriores compañeros de ronda nocturna. Sin embargo, cada final de año se presenta como el territorio propicio para que éste "Terrateniente norteño", más conocido como "Garganta con arena Seltzman", sea el responsalbe de las más Memorables borracheras jamás vistas hasta el día de hoy en el seno del grupo. Ocurre una vez al año, pero es inolvidable. Nadie se percata cuando ni de donde viene pero en algún momento de la noche se convierte en el REY y arenga a todos desde los hombros de algún desconocido; apura, desde el piso, a los policías; lo obliga al Loco a meterse en problemas y robarle un chivo a su facultativo padre solo porque tiene ganas de picar algo; y cuando le da sed, opaca a todos sus amigos bebedores clavandose una corneta de cumpleaños en la boca y pidiéndole a Mauri Rulfi que le cargue champagne en la buchaca (notese que el gordo participa de mucha de las hazañas sovieticas). Y si una ridícula ordenanza le corta la fiesta, no se hace problemas y abre su casa para continuar con la Rusito Party People. La rompe, porque es el number ONE. Al día sigueinte, andá a encontrarlo; cierra la rusadita cual fortaleza y no se sabe de él hasta una nueva temporada de siembra.

Ninguno de Los Queti reniega de sus aventuras etílicas, lejos estamos de eso. En el alcohol encontramos espacio para reír, tomar valor, vencer miedos y hasta para hundir la nariz y ahogar las tristezas. A pesar de querer apartarlo para siempre de nuetras vidas en incontables ocasiones, mucho de lo que nos proporciona felicidad estuvo atravesado por un buen trago. Esto no es apología, esto es filosofía. Porque después de todo, el mundo nos encontrará unidos y embriagados, con una copa en la mano para decir: ...por el alcohol, la causa y la solución a todos nuestros problemas...

Beber con moderación.

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