CANTEN PUTOS: El periodismo deportivo y “The Ahumada incident”

Pasó más de una semana y aún resuenan los ecos de la derrota de River ante San Lorenzo. A pesar que ya se han jugado los partidos de ida por los cuartos de final de la Copa Libertadores, un sector enorme de la prensa(o debería decir toda) está empecinada en llevar a primera plana noticias de ayer. En este último tiempo algo quedó claro en materia deportiva: sólo propicia el negocio del fútbol la gloria o el escándalo. River, lejos aún de toda consagración, debe pagar dividendos por su situación actual y parecería verse obligado a recoger el guante y seguir con esta rueda de entredichos que no para de girar.
De un lado de la historia se encuentran los Dirigentes, el Cuerpo Técnico y los Jugadores de River, comprometidos a responder las preguntas, los agravios y la animosidad de la otra parte, el Periodismo. Pero en medio de ellos se instala una tercera y fundamental parte: el Hincha. Este nuevo personaje, creador genuino de la cultura del aguante, es impulsado y alimentado por los medios y todo el entorno del deporte profesional, que lo exprime y le chupa hasta el último centavo, a tomar un lugar central (en el que se siente a gusto), y donde con su voz, bandera, o sus propios puños, juzgan y condenan a quienes se someten, inconsciente y voluntariamente (valga la contradicción) a tamaña parodia.

¿Qué hizo Ahumada?, abrió la boca, y eso es más que suficiente para generar la polémica necesaria que alimente el ansia derrotista de todos aquellos que se ven en la “obligación de ejercer su deber de informar”, mientras hacen periodismo alarmista, cuando no apocalíptico. Tanto Ahumada como Carrizo tienen responsabilidades en esta novela. Ellos, por ser sinceros, honestos y decir la verdad en un momento donde las mentiras sostienen un mundo apariencias, se ven señalados y cuestionados por los verdugos del cuarto poder.

Está claro que sin fútbol no hay periodismo, pero también es cierto que sin periodismo corporativo tampoco habría fútbol. En la actualidad el torneo se digita de acuerdo a las conveniencias de la Television, y los resultados se vuelcan a favor de las encuestas que indican la proyección de ventas. Lo paradójico y macabro de todo ello, es que tanto los profesionales como quienes vemos, escuchamos o simplemente expresamos nuestras opiniones, somos participes (cuando no cómplices) de la maquinaria infernal del fútbol. Consumimos todo lo que nos dan, y nos gusta.
Si dejáramos de lado el fútbol, en todas sus formas, nos daríamos cuenta que tenemos más tiempo para ocupar en un montón de cosas que son más importantes. La pregunta es ¿Vale la pena?

Diego Maradona sentenció una vez:
...Porque algunos se equivoquen, no debe pagar el fútbol. La pelota, la pelota, no se mancha...

En los tiempos que corren deberíamos actualizar esa frase diciendo:
...La pelota no se mancha, pero el profesionalismo está tapado de mierda, y esa mierda, a veces mancha…

T