martes, mayo 20, 2008

Lengua de trapo / Pluma filosa.

Si por casualidad andan por alguna librería de usados o mesas de saldos, no duden en hurgar, que quizás encuentren algunas de las rarezas más maravillosas del mercado. Éste es el caso de Tonino Benacquista, autor de quien algo ya había escuchado, pero que de tanto buscar fue finalmente el azar quien lo cruzó en mi camino.
A principios de año, en una librería pequeña de Bariloche, me encontré con estos dos libros de Tonino que son altamente recomendables.

Hijo de inmigrantes italianos, Benacquista nació en París y se convirtió en unos de los autores de culto de la cuidad de las luces, donde sus extraños personajes viven insólitas tramas y sus
aventuras son atravesadas por el delicado humor y la arrebatada prosa de su autor.

"La máquina de triturar niñas" es una colección de cuentos negros, entretenidos y muy pulidos, cargados de una tonalidad tragicómica que pulsiona sobre los puntos débiles de sus personajes. Dos para destacar: “La feria del crimen”, donde en un gran evento se exponen las últimas novedades internacionales: armas; asesinos a sueldo, mujeres fatales, etc.; y “Pizza de Italia”, donde la caza de repartidores de pizza es un deporte, un auge y un misterio sin resolver.





"Los mordiscos del alba" es una novela en la que dos jóvenes disconformes con la sociedad invierten su seguro de desempleo en elegantes trajes que les permita vivir (y sobrevivir) a costa de las fiestas nocturnas. Crónica Parisina o Manual del parásito, ésta novela se centra en el lado grato e ingrato de las noches de fiestas cócteles y discotecas. Además de muchas otras cosas.






Fragmento de “Los mordiscos…”

...¿Cómo explicarte que una noche colmada de risas y locura alcohólica creí de verdad, durante unos segundos, poseer la esencia del mundo?
Esos escasos momentos de gracia en que todo encaja, aunque no se llega a saber en realidad qué es lo que encaja, quizás un riff de guitarra, una sonrisa desconocida, la mirada de una hermosa chica, dos copas que chocan, una frase breve e impecable, la brutal evidencia que se tiene un amigo. Son cosas que pasan cuando uno menos lo espera, que duran un chispazo, que se olvidan al despertar. Para que me vuelvan a suceder ando revolviendo por ahí, todas las noches, Aunque sé mejor que nadie que ya me está esperando, abierta, la trampa del mañana, con las mandíbulas de par en par...

Silos encuentran, no duden.

T.

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